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lunes, 7 de noviembre de 2011

La exposición perfecta: la ley de reciprocidad

Seguimos explorando el mundo de la correcta exposición, y tengo que decir que la relación entre mi cámara y yo está cambiando. Hace ya unos días que el modo de prioridad ha desaparecido y lo único que tiene seleccionado es el modo manual. Y creo que, al menos por un tiempo, seguirá así para que cámara y fotógrafo podamos conocernos en profundidad.

Las fotografías de hoy están hechas en modo manual, y en este modo los parámetros que juegan en cuanto a la exposición son: velocidad, apertura e ISO. Con el exposímetro de la cámara (esa escalita gráfica que va desde -3 hasta +3, según casos)  podemos comprobar si la foto va a salir bien expuesta o no. Es decir, si lo oscuro va a salir oscuro, lo claro va a salir claro, y no va a haber zonas quemadas o negras.

Una vez encontremos los valores de ISO, velocidad y apertura correctos ya podemos disparar. ¿Pero qué pasa si queremos cambiar alguno de estos valores? ¿Y si quiero disminuir la profundidad de campo? ¿Y si necesito mayor velocidad para que la foto no salga movida?

Pues para eso está la Ley de reciprocidad. Viene a decir que si aumentamos, por ejemplo, la velocidad en un paso (tres 'clicks' de la ruedecita de la cámara) habría que aumentar a su vez la apertura del diafragma exactamente un paso (otros tres 'clicks') para que la luz que entre en el sensor sea exactamente la misma. Con la velocidad ISO también vale. Es decir, si modificamos cualquiera de las tres variable en un paso, tenemos que contrarrestar con otro paso alguno de los otros valores.

Aquí un ejemplo: 



Aquí tenemos a Nacho muy concentrado haciendo su ejercicio. Así que he aprovechado para hacer mis fotos. Con la ayuda del exposímetro de la cámara he obtenido unos valores concretos de velocidad ISO (100), apertura (f/10) y velocidad (1/125).



En esta foto he mantenido igual el ISO, aumentando un paso la velocidad (menor tiempo de exposición) y aumentando también la apertura (para que entre más luz en ese tiempo menor). Se puede ver que el histograma es prácticamente igual que el anterior. Es decir, la luz que ha entrado en el sensor es exactamente la misma.

Aquí otras fotos en las que se puede ver cómo he modificado las variables y el histograma sigue siendo el mismo. Aunque parezcan las mismas fotos, ¡¡ no lo son!! Hay pequeños cambios en el encuadre, en la posición de Nacho, y la profundidad de campo varía desde la primera hasta la última.







Aunque el post me haya salido un poquito 'denso', tengo que decir que esta regla es de las más útiles que he aprendido hasta el momento. No la conocía y creo que es imprescindible. Al final es una cosa muy básica como dice Diego: contar clicks! Una vez que encuentras la exposición correcta, ya no hay quien te la quite. Solo queda contar clicks para un lado y para otro, y te aseguras que las fotos te van a quedar como tú quieres.

Siempre se dice que no te acostarás sin saber algo nuevo. Hay veces que aprendes cosas que luego olvidas, pero creo que de lo de hoy no me voy a olvidar facilmente...!

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